El tiempo fijado por la Ley de Salud Mental para el cierre de todos los manicomios, que vence este jueves, último día del año, marca una meta que si bien no será alcanzada en el plazo previsto, está más cerca de cumplirse con la reciente puesta en marcha de los planes de reconversión de los cuatro hospitales neuropsiquiátricos de la provincia de Buenos Aires y el renovado impulso a esta política a nivel nacional.
«En este momento estamos trabajando con los 24 jurisdicciones en el diseño y implementación de planes de sustitución de sus hospitales monovalentes, para que sea una realidad en los próximos cinco años», dijo a Télam el secretario de Salud Mental de la cartera sanitaria nacional, Hugo Barrionuevo.
Por su parte, la secretaria ejecutiva del Órgano Nacional de Revisión de la ley (ONR), Graciela Iglesias, aclaró que el fin de los manicomios «no implica que los usuarios quedan desatendidos o en abandono sino todo lo contrario», ya que la ley establece que este «proceso de desinstitucionalización de las personas que aún se encuentran hospitalizadas» debe ir acompañado por la creación de «una red integrada de atención con base comunitaria».
Tampoco quiere decir que ya no habrá internaciones por padecimientos mentales, sino que se producirán «sólo cuando hay riesgo cierto e inminente, en hospitales generales y por el menor tiempo posible», afirmó Barrionuevo.