Argentina tendrá su pico máximo de contagios por la variante Ómicron del Covid-19 el 25 de enero, con más de 247 mil casos positivos en una jornada, según cálculos aproximados de un grupo de expertos de un instituto estadounidense. A partir de allí, la curva comenzará a descender aunque se mantendría durante varias semanas.
El estudio fue realizado por el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME), centro de investigación que depende de la Universidad de Washington en Seattle, Estados Unidos, cuyos papers han aparecido en revistas científicas de renombre, como The Lancet. Aunque las mediciones son estimadas, permitirían estudiar características para conocer de qué formar bajar los casos.
Récord de 110.533
La tercera ola de COVID-19 llegó a la Argentina con la intensidad que se había visto lo hizo en otras partes del mundo: el promedio de nuevos casos diarios pasó de 2.105 el 6 de diciembre de 2021 a 59.794 con los números de ayer jueves, lo que representa un aumento de 2.740% (es decir, 27 veces más).
Según el último parte emitido por el Ministerio de Salud de la Nación, los nuevos contagios sumaron hoy 110.533, lo que eleva el total de casos confirmados en el país desde el inicio de la pandemia a 6.135.836 casos.
Entre las cifras que los especialistas miran de cerca se encuentra el índice de positividad, esto es el número de resultados positivos en relación con el total de hisopados, que indica si se está pudiendo encontrar adecuadamente a las personas infectadas en la población.
Alta positividad
El número de positividad ascendió a 57,62 según el reporte de este viernes, lo que significa que más de la mitad de las personas testeadas dieron positivo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda mirar esta variable para evaluar si la definición de caso sospechoso y la cantidad de rastreos de contactos es suficiente y sugiere mantenerla por debajo del 10%.
En opinión de la jefa del Departamento de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, Ángela Gentile (MN 49908), “el hecho de tener una variante de tanta transmisibilidad, que si bien en general trae casos leves y moderados habla de la importancia de testear de manera adecuada”. “Tan alta positividad también nos dice que estamos pesquisando formas sintomáticas, pero muchas personas con síntomas muy leves o asintomáticos no están siendo detectados, por lo cual el número de casos podría ser mucho mayor”, señaló la especialista, para quien “claramente la incidencia de casos está en relación directa con lo que se está testeando y se debe tener en cuenta que los casos probablemente sean más”.
En la misma línea, el médico clínico y ex presidente de la Sociedad Argentina de Medicina, Luis Cámera (MN 51995) apuntó: “La positividad tiene que ver con la gran cantidad de casos y una cierta capacidad limitada de realizar testeos en el país”.
Para él, “superando el 30% no cabe duda que hay muchísima gente sin diagnosticar, así que aproximadamente el número de casos debe ser al menos el doble de los que se registran en forma real y concreta”. Por otra parte, reconoció que “muchos de los testeos se están realizando en los centros turísticos cuya capacidad es menor que si estuviesen en el AMBA o en las grandes capitales del país”.
El ritmo de vacunación en el país
Se sabe que el porcentaje de población vacunada probablemente explique los bajos números de internaciones y ocupación de Unidades de Terapia Intensiva (UTI). Y se sabe, además, que frente a variantes como Delta u Ómicron, contar con el esquema de vacunación completo hará la diferencia ante un eventual contagio.
Desde que comenzó la campaña de vacunación contra el COVID-19 en la Argentina, fueron inmunizadas en el país 78.733.031 personas. Según los últimos datos disponibles en el Monitor Público de Vacunación, el registro online del Ministerio de Salud que muestra en tiempo real el operativo de inmunización en todo el territorio argentino, de ese total 38.498.937 corresponden a la primera dosis, mientras que 33.292.978 personas recibieron ambas y completaron el esquema. Asimismo, 6.941.116 personas recibieron una dosis adicional de alguna de las vacunas disponibles, en el marco de lo dispuesto por las autoridades sanitarias.
Así, mientras que el 72% de la población argentina tiene dos dosis de alguna de las formulaciones autorizadas de emergencia contra el COVID-19 en el país, aun hay 5.408.250 personas que no recibieron la segunda dosis que completa el esquema inicial, y sólo el 15% recibió la tercera.
Para Gentile, “lo que está claro es que esta tercera ola causada por la variante Ómicron tiene menor letalidad, menor número de casos graves y menos internaciones”. “La impronta es una fuerte consulta ambulatoria en las guardias y concentración en los centros de testeo como se está viendo desde la Navidad”, describió la especialista, para quien sin embargo “ese no tiene que ser un dato que tranquilice porque a medida que aumenten los casos pueden aparecer las formas más complicadas de la enfermedad”.
“Tenemos un 28% de población que está incompletamente vacunada o no vacunada y ese es un número relativamente alto en este contexto -evaluó Gentile-. Tenemos que seguir avanzando y apuntar a que el porcentaje de población vacunada completamente sea homogéneo y más elevado en todo el país”. “El ritmo de terceras dosis es lento pero en lo personal me preocupa más ese porcentaje que no completó el esquema básico de dos dosis”, remarcó.
Con ella coincidió Cámera, para quien “es un gran problema tener cerca de 6 millones de personas sin la segunda dosis”. “Afortunadamente en diciembre un buen grupo completó su esquema y es importante que a través del pase sanitario la gente comprenda que se tiene que vacunar”, destacó el especialista, y agregó: “La mayoría de los que no completaron su esquema son gente joven, entre quienes obviamente va a circular el virus. Con la variante Ómicron, estar vacunado con una dosis equivale a una respuesta inmune de menos de un 30% por lo que es casi como si esa persona no estuviera vacunada”.
En ese sentido, para él, “es clave que toda la población esté vacunada con dos dosis; incluida la población pediátrica de tres años en adelante”.
Y sobre el ritmo de aplicación de terceras dosis en el país, Cámera consideró que “viene bien aunque hay distritos que aplican a más velocidad que otros”. “Es importante que las entidades rectoras pudiesen apurar el ritmo en esos distritos que van más lento. La vacunación libre en los mayores de 60 años como hizo la provincia de Buenos Aires me parece una iniciativa repetible en todos los distritos”, opinó.