Investigadores del CONICET, la Fundación Instituto Leloir (FIL) y el Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan identificaron mutaciones genéticas asociadas a la retinopatía de Stargardt (STGD), una enfermedad que causa una severa discapacidad visual hereditaria y para la cual aún no existe tratamiento. La incidencia a nivel mundial es de alrededor de un caso cada 10 mil personas.
“Existe una permanente aspiración de los pacientes, de sus familiares y en general de las organizaciones que los nuclean de lograr que se secuencien los genes asociados a enfermedades raras para confirmar el diagnóstico clínico, personalizar el tratamiento y eventualmente que los pacientes sean candidatos a ensayos clínicos de terapia génica”, afirma Osvaldo Podhajcer, líder del estudio, investigador superior del CONICET y jefe del laboratorio de Terapia Molecular y Celular de la FIL.
Resultados
Los investigadores publicaron un estudio en “Frontiers in Genetics” que, por primera vez, presenta un espectro genético y clínico de cerca de cien pacientes con STGD de una cohorte argentina con hallazgos distintivos en comparación con cohortes tanto de diferentes países europeos, de Estados Unidos y de los otros dos países de la región donde se hicieron estudios más acotados, como Brasil y México.
“Nuestros análisis identificaron 79 variantes únicas en el gen ABCA4 causantes de la enfermedad, de las cuales nueve son novedosas. Una de las dos mutaciones más frecuentes en la población argentina, denominada p. (Gly1961Glu), es la más prevalente en la población española. También identificamos otras mutaciones raras descriptas en la población italiana, consistente con la ancestría de parte de nuestra población del sur de Europa”, señaló la doctora en Ciencias Biomédicas Marcela Mena, investigadora del CONICET en el grupo de Podhajcer y primera autora del trabajo.
“Para cualquier ensayo clínico relacionado a enfermedades de origen genético, incluida Stargardt, se requiere definir genéticamente a la enfermedad. Sin ello, los pacientes no podrían ser incluidos en ensayos clínicos. Hoy en día hay doce estudios clínicos registrados reclutando pacientes con mutaciones en el gen ABCA4”, indicó la doctora en Bioquímica Andrea Llera, investigadora de CONICET en el Instituto Leloir y corresponsable del estudio junto a Podhajcer.
“Los ensayos clínicos de enfermedades raras de origen genético son difíciles de llevar a cabo debido a su baja prevalencia; es necesario un esfuerzo mancomunado de reclutamiento a nivel global. De ahí la importancia de generar registros de pacientes que tengan asociado su diagnóstico molecular”, agregó Podhajcer.
Según explica Angélica Moresco, pediatra, genetista y jefa de Clínica del Servicio de Genética del Hospital Garrahan, la información obtenida a través de tecnologías de secuenciación genómica masiva permite no solo confirmar un diagnostico sino detener la incertidumbre de los pacientes y sus familias, que a veces llevan años buscando respuestas a lo que les sucede. “Esto evita una serie sin fin de estudios complementarios y permite focalizar los esfuerzos en las necesidades específicas del paciente y tomar decisiones informadas respecto a la planificación familiar”, señaló la también autora del estudio.
Podhajcer destacó el trabajo permanente de las organizaciones de pacientes que no solo promovieron este proyecto, sino que pusieron todo el esfuerzo para que se realice. Y mencionó en particular a Marcela Ciccioli, presidenta de la Asociación de Pacientes y Padres de Niños con Enfermedad de Stargardt de Argentina (Stargardt APNES); a Luciana Escati Peñaloza, directora ejecutiva de la Federación Argentina de Enfermedades Poco Frecuentes (FADEPOF); y Florencia Braga Menéndez, ex Stargard APNES y exvicepresidenta de FADEPOF, quien actualmente se desempeña en la Alianza Argentina de Pacientes (ALAPA).
“La realización de este tipo de proyectos en Argentina es de suma relevancia. Permite conocer a nuestra población, abriendo oportunidades de futuros abordajes terapéuticos adaptados al mestizaje propio de nuestro país. Este proyecto demuestra que contamos con la capacidad científico-tecnológica para colaborar en el conocimiento transfronterizo necesario en el 80 por ciento de las enfermedades poco frecuentes para las cuales aún la ciencia no tiene muchas respuestas”, destacó Escati Peñaloza.
La importancia de un diagnóstico certero
“El diagnóstico certero es un derecho amparado por la ley 26.689 de protección de las personas con enfermedades poco frecuentes. La incertidumbre respecto del diagnóstico impide personalizar los tratamientos correctos a las personas adecuadas en las dosis que corresponde. Por ejemplo, las personas con enfermedad de Stargardt por el gen ABCA4 no deben recibir suplementos de vitamina A porque empeora su condición visual, pese a que se indica con frecuencia en otras enfermedades de la retina. Por otro lado, la enfermedad de Stargardt no es la única distrofia macular y el acceso a terapias está determinado por cuál es la falla genética que la causa. El convenio ministerial que dio lugar a la colaboración entre el Instituto Leloir, el Hospital Garrahan, FADEPOF y la asociación de pacientes es un modelo de acción donde el Estado asegura el acceso al diagnóstico transformándolo en un bien social independientemente de las posibilidades económicas de cada familia”, concluyó Ciccioli.
Del estudio también participaron Diana Aguilar Cortes y Juan Martín Sendoya, becarios del CONICET en la FIL, así como las doctoras Sofía Vidal, Gabriela Obregón y Adriana Fandiño, del Hospital Garrahan. Y contó con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, Stargardt APNES y FADEPOF. Los secuenciadores utilizados en este estudio fueron adquiridos con subsidios de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i). (Fuente: CONICET)