Tres patagónicas; dos de ellas oficialistas y una opositora, dos de ellas neuquinas y una rionegrina. Nada es casual, aunque los argumentos esgrimidos sean otros.
En medio de la interna que atraviesa el oficialismo nacional, y ante el debate sobre el acuerdo con el FMI en el Senado, se «filtró» una explosiva carta del secretario de Energía, Darío Martínez, al ministro de Economía, Martín Guzmán.
No fueron pocas las voces que le endilgaron la maniobra a la titular de la Cámara Alta, quien habría «sugerido» a Martínez llamar la atención sobre el asunto en cuestión.
Horas más tarde de que varios medios porteños de alcance nacional titularan: «Argentina se queda sin gas»; Martínez bajó el tono a la polémica al afirmar que se habían realizado las gestiones tendientes a cumplir con los compromisos.
Sin embargo, para esa hora el asunto ya había calado sensiblemente entre algunos actores, y había cumplido el objetivo de quien fuera autor intelectual de la «filtración» de la carta.
Resulta que el impacto directo de las afirmaciones que había hecho Martínez, serían los incumplimientos en los subsidios con las petroleras que participan del Plan Gas.Ar y que lideran las mejoras de producción en Vaca Muerta.
Entre tanta confusión, y con dos provincias en las que son partidos provinciales los que hoy lideran la preferencia del electorado, las senadoras Lucila Crexell (JxC Neuquén), Silvia Sapag (FdT Neuquén) y Silvina García Larraburu (FdT Río Negro), decidieron abstenerse de votar el acuerdo con el FMI.
Sabedoras de que no impactaría de lleno en el resultado de la votación, lo que hicieron las senadoras fue enviar un claro mensaje hacia adentro de sus alianzas electorales.
Abstenciones que huelen a gas
