La proyección de un video con el testimonio del padre de una detenida desaparecida de la última dictadura militar reavivó el reclamo sobre «dónde están los cuerpos» por parte de los familiares de las víctimas de violaciones a los derechos humanos, en el juicio que se sigue contra los represores Miguel Etchecolatz y Julio César Garachico, el en el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata.
«Quiero decir que durante veintitrés años fui engañado, fui burlado, fui mentido con respuestas que me mantuvieron vivo, con momentos de esperanza a veces y de desazón otros, pero sin la certeza que después tuve. Ahora hay un quiebre, donde ya no estoy dispuesto a contestar sino que estoy dispuesto a preguntar. ¿Dónde están los restos?», se oyó a Dell’ Orto.
La filmación corresponde al primer juicio realizado tras la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que tuvo sentado en el banquillo de los acusados, al igual que ahora, a Etchecolatz.
El hombre testimonió entonces sentado, con una gruesa carpeta sobre sus piernas, que contenía los hábeas corpus presentados para saber dónde estaba su hija Patricia, de 21 años al momento de ser secuestrada junto a su esposo Ambrosio Francisco De Marco.
El emotivo reclamo se escuchó otra vez este lunes al proyectarse su declaración en el marco del juicio a Etchecolatz y el exjefe policial Julio Garachico por los delitos cometidos contra 7 personas alojadas en el excentro clandestino de Pozo de Arana durante la última dictadura militar.
«Ellos se llevaron la vida y los cuerpos, pero los restos me pertenecen a mí, a mi esposa, a mis hijos, a mis nietos y también a mi bisnieta, que tiene todo el derecho del mundo a tener un lugar para llevarle flores a su abuela», continuó Dell Orto ante el TOF 1, presidido en el 2006 por el exjuez Carlos Rozanski.
Dell’ Orto dio detalles del secuestro de su hija y de su yerno, ocurrido en la madrugada del 5 de noviembre de 1976 cuando un grupo de tarea irrumpió en la casa de la localidad platense de City Bell, donde vivían todos, incluso la hija de la pareja desaparecida, de 5 meses entonces
«Pensando en la vida de Patricia, me pregunto ¿Por qué? ¿Cuál fue la causa? ¿Por qué esa detención? ¿Qué ley habían alterado? ¿Cuál era el delito? ¿Cuál era la acusación?. Nunca me lo dijeron», dijo quebrándose en un sollozo.
Retomó el relato y dijo que a partir de ese momento se inició un «período de veintitrés años» y contó que en la carpeta que tenía sobre sus piernas estaban «los detalles de todas las búsquedas: destacamentos militares, departamento de policía, comisarías, embajadas, obispados, notas, entrevistas, habeas corpus y la visita de la OEA».
«En todos los casos la respuesta fue ‘no tenemos ninguna noticia, no están detenidos, no’», aseguró y recordó las falsas expectativas que sintió cuando fue citado a la Casa Rosada, donde un coronel de apellido «San Román» le dijo que se quedara «tranquilo» porque su hija era parte de una «juventud brillante y equivocada», que era mantenida en «campos de reeducación para reconquistar toda esa riqueza que tenía’».
«Hasta que en el año 1999 tengo la certeza de que los mataron en Arana; yo no tenía ni idea de que habían estado ahí, ni de que eso existía. Sé que los mataron en el primer mes de detenidos. Quiere decir que durante veintitrés años fui engañado, fui burlado, fui mentido», lamentó.
El hombre reveló que fue Jorge Julio López, el albañil y militante peronista desaparecido, quien en 1999 le reveló que había compartido cautiverio con los jóvenes en Arana y que había presenciado sus asesinatos.
«Estoy empecinado en darle a mi familia y a Francisca, que tiene 15 días, la posibilidad de ver los restos de su abuela. Ese derecho a saber qué pasó con esos restos es lo que yo pido», insistió Dell’ Orto.
En esta audiencia se proyectó también el testimonio que en el 2012, en el marco del juicio al Circuito Camps, brindó María Cristina Gioglio, docente y militante del Partido Comunista Marxista Leninista, secuestrada el 6 de diciembre de 1977 en su casa de Ranelagh.
La mujer, ya fallecida, pasó por varios centros clandestinos hasta terminar como presa política en la cárcel de Devoto hasta 1981.
También en esta audiencia se proyectó el testimonio que brindó en el 2006 el sobreviviente Julio Mayor, pero el video no se transmitió por los canales online que difunden el juicio y solo estuvo destinado a las partes intervinientes.
(Télam)