28 noviembre, 2024
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“Corazón de las tinieblas”: un clásico que reactualiza la trama del imperialismo colonial

El poeta, traductor, periodista cultural Jorge Fondebrider.

“Corazón de las tinieblas”, la obra más conocida de Joseph Conrad donde expone los dilemas morales del imperialismo colonial en el Congo, se publica en Argentina en una edición anotada del traductor Jorge Fondebrider que repone una lectura contextualizada de la obra y resignifica la vigencia de un clásico cuyos ecos se prolongan al presente con la herencia de un racismo solapado y la crudeza de un sistema económico que se apoya en la dominación sobre otros para construir relaciones sociales desiguales.

De un poderoso valor testimonial y reflexivo al filo de siglo XIX y principios del XX que expuso la trama del colonialismo desde la perspectiva de un hombre europeo sensibilizado frente a lo que veía, la obra de Conrad se publicó primero a modo de entregas en la revista Blackwood’s Edinburg en el año 1898 y en 1902 se editó como libro bajo el título “Heart of Darkness”, que leyeron autores como Virginia Woolf, William Faulkner, Ernest Hemingway, Italo Calvino y Jorge Luis Borges, quien poco tenía de devoto del género novela pero encontró en ese relato una intensidad admirable.

Teodor Konrad Korzeniowski nació en 1857 en territorio polaco al norte de Ucrania y en 1886 se nacionalizó británico con un nombre que quedó escrito en el universo literario de los clásicos: Joseph Conrad. Huérfano desde muy chico, quedó a cargo de un tío a quien acompañó en viajes por Europa. A los 17 inició una carrera de marino mercante que si en un principio poco parece tener que ver con la vida de escritor, mucho lo tiene con esta novela o cuento largo, cuyo relato transcurre navegando entre aguas, orillas y selvas.

Inspirado en su propio viaje al Congo hacia 1890, Conrad arma el relato en capas, a partir de dos narradores: la voz principal es Charlie Marlow -su alter ego, dirá Jorge Fondebrider- que cuenta su travesía como miembro de la una compañía belga en su ascenso por un río en África en busca del agente Kurtz, sitio al que soñaba conocer pero no del modo que imaginaba. Allí descubrirá el tráfico de marfil, el comercio despiadado, el abuso de poder. Su moral entrará en tensión con las prácticas del imperialismo y la condición humana será examinada a través del viaje por ese territorio “que había dejado de ser un espacio en blanco de encantador misterio (…). Se había convertido en un lugar de tinieblas”, como relata de forma magnética el propio Marlow.

De la mano de Eterna Cadencia, la reedición de “Corazón de las tinieblas” pone en circulación un clásico, popularizado en películas como “Apocalypse Now” de Francis Ford Coppola, con una exquisita traducción y un plus: un trabajo de investigación que promete despertar nuevos sentidos desde una lectura contextualizada ya que se incorpora material de referencia, notas, aclaraciones y comentarios que acompañan la lectura como una suerte de diálogo, a veces muy perspicaz, como cuando el traductor anota: “No se deben esperar milagros: Conrad es un hombre de su tiempo y sus puntos de vista a propósito de la mujer responden a creencias victorianas”.

Pero también al incorporar esas notas, la lectura ofrece algunas respuestas, como la que se señala sobre la denominación de tinieblas. ¿De dónde salió esa forma de llamar al territorio, tan implicada desde el vamos con una adjetivación? Fondebrider cuenta que en 1876, el rey belga Leopoldo II dio un discurso donde decía: “El tema que nos convoca hoy es de los que merecen ocupar el primer lugar para los amigos de la humanidad. Abrir a la civilización la única parte del globo en la que todavía no penetró, perforar las tinieblas que envuelven a poblaciones enteras es, si me animo a decirlo, una cruzada digna de este siglo de progresos”.

En entrevista con Télam, el poeta, traductor, periodista cultural explica que “al traducir clásicos intento reponer el estilo del autor en nuestra lengua”.

“El prólogo y las notas son para mí una manera de ofrecer un valor agregado. Media más de un siglo entre la fecha de publicación de este libro y nuestra lectura actual. En consecuencia, nos faltan muchas cosas que un lector inglés de principios del siglo XX tenía y que nosotros no tenemos. Me parece que reponer esos materiales sirve para juzgar el libro desde una perspectiva más cercana a la de Conrad”

Jorge Fondebrider

En su opinión, toda esa lectura historiada permite “no aplicarle categorías que sólo empezaron a ser importantes para nosotros muchos años después. Un ejemplo fundamental: la manera en que Conrad denuncia el colonialismo europeo es mucho más revulsiva si se considera lo que se pensaba en ese entonces que si nos limitamos a nuestra perspectiva actual sobre la cuestión”, argumenta el traductor, quien en el libro retrata el clima de época: racismo científico, positivismo, expansión colonial y civilización como escalafón evolutivo de la organización social y política.

Editada por Eterna Cadencia, la reedición de "Corazón de las tinieblas" anotada del traductor Jorge Fondebrider.

Editada por Eterna Cadencia, la reedición de “Corazón de las tinieblas” anotada del traductor Jorge Fondebrider.

-Télam:  En tiempos de cancelación o simplificaciones riesgosas ¿es importante acompañar de manera situada a las y los lectores? O, en todo caso, ¿por qué te interesaba instalar estas observaciones?
-Jorge Fondebrider:
Si juzgamos todo desde el presente, desde la premura e insuficiencia del presente, todo el pasado podría ser cancelado, lo cual no sólo no es posible, sino tampoco conveniente. Sé que ahora, en Bélgica, sacaron a Mahoma del Infierno de Dante para no irritar a los musulmanes. También, que en los Estados Unidos proponen no leer a Shakespeare por la misoginia de algunas de sus obras, por el lugar que con Othelo le otorga a los negros en la historia y por el antisemitismo que algunos críticos detectan en El mercader de Venecia. Tal vez sea más prudente poner las cosas en su contexto y dejar que cada lector decida. Y para eso hay que explicar las distintas posiciones en un prólogo y acompañar al lector con notas.

-T: En la introducción recuperás algunas lecturas críticas sobre su “naturaleza política y sociológica”. Están quienes ven una forma de exponer el colonialismo belga así como quienes lo acusan de “maldito racista” por negarle la humanidad a los africanos ¿cómo te colocás en esta discusión?
-J.F:
Contesto con un ejemplo. Charles Darwin fue el científico más importante de su tiempo, y si embargo consideraba a los escoceses e irlandeses como etapas intermedias de la evolución humana. Claro, era un inglés de clase alta, educado en los prejuicios victorianos, en el momento de máxima expansión del imperio británico. Esos juicios retrospectivamente condenables, no le restan importancia a la teoría de la evolución, que sobrevive más allá de las circunstancias de la época. Es importante conocer esa teoría y también saber que, como todos nosotros, Darwin era una persona que padecía las taras propias de su época. Diría lo mismo de casi cualquier escritor que hoy consideremos clásico.

-T: Y si bien estamos en un contexto histórico distinto, parecería que la explotación de mano de obra, el lucro del comercio o el racismo sistemático muestran una prolongación de lo que narra Marlow. ¿Creés que “Corazón de las tinieblas” tiene alguna vinculación con la escena tan singular del presente?
-J.F:
Nadie hace dinero sin joder a otros. Supongo que ésa es una de las premisas esenciales del capitalismo. Sospecho que es muy difícil ser rico y honesto al mismo tiempo. Y “Corazón de las tinieblas” es una demostración palmaria de eso. El racismo, cualquier tipo de racismo, es siempre sistemático. Los Estados Unidos son brutales, pero no los únicos. Volviendo al principio y simplificando, la abundancia y las comodidades de buena parte de los países del hemisferio norte son consecuencia directa de la depredación del hemisferio sur. 

Teodor Konrad Korzeniowski nació en 1857 en territorio polaco al norte de Ucrania y en 1886 se nacionalizó británico con un nombre que quedó escrito en el universo literario de los clásicos: Joseph Conrad. Huérfano desde muy chico, quedó a cargo de un tío a quien acompañó en viajes por Europa. A los 17 inició una carrera de marino mercante que si en un principio poco parece tener que ver con la vida de escritor, mucho lo tiene con esta novela o cuento largo, cuyo relato transcurre navegando entre aguas, orillas y selvas.

Inspirado en su propio viaje al Congo hacia 1890, Conrad arma el relato en capas, a partir de dos narradores: la voz principal es Charlie Marlow -su alter ego, dirá Jorge Fondebrider- que cuenta su travesía como miembro de la una compañía belga en su ascenso por un río en África en busca del agente Kurtz, sitio al que soñaba conocer pero no del modo que imaginaba. Allí descubrirá el tráfico de marfil, el comercio despiadado, el abuso de poder. Su moral entrará en tensión con las prácticas del imperialismo y la condición humana será examinada a través del viaje por ese territorio “que había dejado de ser un espacio en blanco de encantador misterio (…). Se había convertido en un lugar de tinieblas”, como relata de forma magnética el propio Marlow.

De la mano de Eterna Cadencia, la reedición de “Corazón de las tinieblas” pone en circulación un clásico, popularizado en películas como “Apocalypse Now” de Francis Ford Coppola, con una exquisita traducción y un plus: un trabajo de investigación que promete despertar nuevos sentidos desde una lectura contextualizada ya que se incorpora material de referencia, notas, aclaraciones y comentarios que acompañan la lectura como una suerte de diálogo, a veces muy perspicaz, como cuando el traductor anota: “No se deben esperar milagros: Conrad es un hombre de su tiempo y sus puntos de vista a propósito de la mujer responden a creencias victorianas”.

“Corazón de las tinieblas” en el cine: la masificación de un libro clásico

“Hubo tres intentos cinematográficos sobre ‘Corazón de las tinieblas’ -cuenta Fondebrider- El de Orson Wells, el primero, quedó trunco. El de Ford Coppola, ‘Apocalyse Now’, no es la novela, sino su adaptación, llena de licencias, a otra época y otro ámbito. El telefilm de Nicolas Roeg es el más cercano al original y el que más me gusta. Pero se trata de lenguajes distintos, que recurren a distintas estrategias narrativas. Voy a dar un ejemplo de verdadera literatura contra el cine: en The Great Gatsby (“El gran Gatsby”), de Scott Fitzgerald, el narrador dice en un momento dado que “las fiestas de Gatsby eran tan suntuosas, que hasta la luna parecía salida de la canasta de un proveedor”. En las dos versiones cinematográficas de esa novela, esas líneas que caben en dos renglones, necesitan de cientos de extras, luces, música y gente bailando a lo largo de varios minutos. Pasa lo mismo con muchos párrafos de Conrad: son perfectos, por eso el cine no les agrega nada; más bien, los diluye”

La influencia en la literatura

Borges reconoció en “Corazón de las tinieblas” una fascinación singular que lo llevó a prologar una edición argentina en donde definió el texto como “el más intenso de los relatos que la imaginación humana ha labrado”, tal como recuerda Fondebrider en la introducción de la novela. Pero así como Borges, la obra  -cuenta el traductor- influenció a muchos otros autores: “Casi todos los personajes de Conrad se ven sujetos a tener que decidir sobre cuestiones éticas y morales de enorme complejidad. Y eso siempre resulta muy atractivo. Las tramas no son necesariamente complejas, pero sí la manera de exponerlas”.

“‘Corazón de las tinieblas’, por ejemplo, plantea un narrador testigo que relata la historia que cuenta Marlow, permitiéndole a Conrad manejarse en al menos dos planos narrativos distintos, lo cual refuerza la modernidad de la novela. El hecho de que no todo cierre en ella, permite que el lector tenga que decidir sobre muchas cosas, lo que hace que la lectura sea muy activa. Por último, la construcción de las frases las convierte, en muchas oportunidades, en piezas de orfebrería. Todo eso, en conjunto, es ‘la’ literatura”, concluye el traductor.

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