Tras cinco meses de aceleración, la inflación en marzo fue del 4,8%, y es el máximo registro mensual desde que Alberto Fernández es presidente; lo que deja una variación interanual de 42,6% y una suba acumulada de 13% para los primeros tres meses del año.
Según el informe del Indec, es la peor cifra para marzo desde la híper de 1991, y deja prácticamente obsoleta la meta oficial del Presupuesto 2021, de 29% anual.
Es que con un 13% acumulado en los primeros tres meses del año, el promedio mensual de los nueve meses restantes del año no debe superar el 1,5%, cifra que solamente se registró en dos de los últimos 40 datos mensuales: abril y mayo de 2020, los primeros meses alcanzados completamente por la cuarentena que derrumbó la actividad económica.
El guarismo de marzo representa además un nuevo salto respecto a los meses anteriores, similar al observado en octubre del año pasado, cuando el índice de precios trepó 3,8% (en septiembre había subido 2,8%). Desde entonces, el piso subió: 3,2% en noviembre, 4% en diciembre, 4% en enero y 3,6% en febrero. El 4,8% significa además el séptimo dato más alto desde la hiperinflación de 1991, mientras que en el top 20 desde entonces aparecen tres de los últimos cinco datos mensuales.
Si bien marzo tradicionalmente es un mes de alta estacionalidad, como se registró en el rubro de educación y su suba de 28%, el 4,5% de la medición núcleo es otra arista preocupante y evidencia la inercia de la expansión monetaria del año pasado sobre los precios.
«En marzo de 2021 no hubo eventos cambiarios, como sí ocurrió en 2002, 2014 y 2016 (los otros marzos con alta inflación) ni hubo actualización de tarifas, es todo por inercia y expectativas. Más allá de la suba estacional de educación, la inflación core sigue en valores muy alto», explicó el economista Bruno Panighel.
El año pasado la asistencia monetaria del Banco Central (BCRA) fue la principal fuente de financiamiento para que el Tesoro cubra el elevadísimo déficit fiscal primario, que equivalió a 6,5% del PBI, lo que redundó en una inédita emisión monetaria que ya comenzó a impactar en la inflación.
El ritmo de los precios al consumidor
El precio de los alimentos y bebidas volvió a ser uno de los sectores con subas más pronunciadas entre los considerados por el Indec. Este rubro tuvo en marzo un alza de 4,6%, aunque los otros escalaron fuerte como Educación, con 28,5% e Indumentaria y Calzado, con 10,8 por ciento. “Incidieron principalmente las subas observadas en Leche, productos lácteos y huevos; Aceites, grasas y manteca; Carnes y derivados; Verduras, tubérculos y legumbres; y Pan y cereales. Estas alzas estuvieron parcialmente compensadas por bajas en Frutas”, dijo el Indec sobre los alimentos.
Meta inalcanzable
El Gobierno fijó en el presupuesto una meta anual del 29%, aunque los analistas privados creen que rondará el 46%, pese a que el mercado cambiario está tranquilo y a que las tarifas de los servicios públicos no aumentaron todavía.
En este sentido, el subjefe de economistas del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), Sergi Lanau, expresó que el resultado “deja claro que, en cuanto la base monetaria empieza a expandirse (lo hizo en marzo y principios de abril), la inflación sube. Demasiados pesos que van a parar a un sistema en el que las políticas no tienen un anclaje claro”.
Por su parte, el econometrista y experto en estadísticas sociales Martín González Rozada advirtió que “con los datos de inflación de marzo 2021, se proyecta una tasa de pobreza para el semestre Octubre 2020-Marzo 2021 de 43.7 por ciento”.
En tanto, el analista Víctor Ruilova explicó que “hay 139 países que tienen una inflación proyectada para todo 2021 menor que la que tuvimos acá en marzo nomás” y Matías Rajnerman indicó que el resultado del IPC es “un valor terrible por donde se lo mire: 75% anualizado y el más alto desde septiembre de 2019, después de la devaluación pos PASO”.