22 noviembre, 2024
Espectáculos

La columna de Luis Ventura: biopics, el dinero todo lo puede

@LuisVenturaSoy

Las moscas aparecen cuando se pone el dulce en la mesa. Lo mismo que ocurre cuando nombres e historias populares son puestas en pantalla, aunque no todo lo que se escriba e interprete sea estrictamente verdad. Los mitos y las creencias de la gente buscan lo que ya le contaron, aunque haya sido con equivocaciones e inexactitudes, y eso es lo que recrean las nuevas ficciones.

Ellas son el refugio y la ventana que encontraron los actores, autores, sonidistas, iluminadores, camarógrafos y profesionales de las novelas televisadas que hoy llegan en formatos de miniseries, biografías no autorizadas o vidas ficcionadas.

Estamos hablando de trabajos ya grabados y editados como la primera temporada de la biopic de Luis Miguel que sobre 13 capítulos presupuestó un contrato para el astro de la canción de 12 millones de dólares, dejando muy mal parado a él y a su familia en sus contenidos, amén de un entorno mafioso en el que se apoyó la trama, que se despidió con la visita de Luismi al psiquiátrico en el que estaba internada la madre, Marcela Basteri, cuando el mundo aún debate si sigue viva o está muerta, sin que el astro lo resuelva públicamente.

También se estrenó “Monzón”, la miniserie del múltiple campeón mundial de boxeo, en lo que se definió como el primer femicida a Carlos Monzón, algo que se anticipó a las posteriores prevenciones y leyes que buscan darle mayor seguridad social y personal a las mujeres.

Esa miniserie que muestra con crudeza la violencia que representaba un boxeador nacido en la más dura pobreza, y proyectado al éxito a puro golpe, fama y descontrol termina con el asumido asesinato que el ex campeón ejecutó con la modelo y madre de su hijo menor, Alicia Muñiz.

Todo lo que en su momento se le negaba a la prensa, ofendía cuando se contaba y promovía el envío de cartas documentos para silenciar datos, quedaron sepultados en el tiempo a cambio de millones de dólares, contratos irrepetibles y aceptación de contar lo que antes repudiaban.

Es cuando se empiezan a utilizar términos como los de “biografías ficcionadas” para generar expectativas, suspenso y formatos más efectivos a la hora llevarlas a la pantalla, sin importar la realidad o la verdad.

El Diez, Luis Miguel y Carlos Monzón. Sus vidas ficcionadas son un éxito.

Ahora se viene la miniserie de Diego Maradona a la que el mismo protagonista, antes de morir, autorizó para que se cuenten un montón de cosas que muchos de sus herederos niegan a rajatabla, y aquellas supuestas mentiras que fueron hartamente desmentidas hoy resultan que son verdades consolidadas, al menos para los productores de esta novelas encadenadas.

Ya se viene la biografía del representante de jugadores Guillermo Coppola, la de ex Rey de la Noche Carlos Ferro Viera, Susana Giménez anunció que haría la suya pero cuando tuvo que ponerse a contar su vida se arrepintió. Ya se terminó y se presentó la miniserie “El Apache” de Carlos Tévez… Y muchas más.

Lo real es que no son pocos los que rechazan la verdad cruda y rabiosa de los medios, pero a la hora de firmar contratos y cobranzas millonarios, cuentan las historias más vergonzantes a cambio de un mejor pasar económico o mayor visibilidad. Te lo digo yo.

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