Fue cuando Hollywood tomó “por asalto” Plaza de Mayo y la Casa Rosada, dejando como saldo varios escándalos y enormes repercusiones. Se cumplen, en consecuencia, 25 años del traumático rodaje en nuestro país de “Evita”, filme dirigido por Alan Parker y que contó con las actuaciones de Madonna, Antonio Banderas y Jonathan Pryce.
Evidentemente, la presencia de Madonna constituyó un verdadero acontecimiento artístico, en tanto esa ola de fanatismo por la diva se cruzaba con la acción tomada por movimientos nacionalistas que perseguían como blanco la humanidad de la diva. Cabe recordar que dicha producción tuvo como base la famosa ópera musical con argumento del propio Parker, música de Andrew Lloyd Webber y letras de Tim Rice. Cabe recordar que la gran estrella de la canción había estado, anteriormente, en nuestro suelo, en octubre de 1993, oportunidad en que realizó dos presentaciones en el estadio de River.
Madonna llegó a la Argentina en enero de 1996 y lo hizo, anticipadamente, para conseguir Casa de Gobierno como eje de la filmación. En este sentido tuvo una reunión íntima con el presidente argentino, Carlos Saúl Menem, y que se tradujo en una cena con la misión de conseguir el anhelado permiso. Y finalmente se consiguió. Alan Parker tuvo vía libre y llevó a su equipo al despacho presidencial, varios interiores de la Rosada y a su histórico balcón. Cabe señalar que la emblemática filmación de la cantante en el balcón se desarrolló un sábado a la noche, rodaje que se prolongó hasta el amanecer del domingo. Dicho radio de acción había sido cercado por el equipo técnico y el periodismo tuvo acceso pero de lejos. El rodaje de esas secuencias se realizó con la presencia, como un técnico más, del primer mandatario argentino. Tiempo después, Madonna daría el siguiente testimonio: “No me sacaba los ojos de encima”, recordaría.
Algunas de las locaciones que fueron utilizadas, además de las ya citadas, Plaza de Mayo y Casa de Gobierno, fueron las siguientes: Lobos, Uribelarrea, Zapiola, Colegio Don Bosco, Estación Retiro, Palacio Sans Souci, el hipódromo de San Isidro, el Instituto Félix Bernasconi, la Legislatura de la Ciudad, Mataderos, La Boca, Tribunales y la confitería Ideal, ubicada en la calle Suipacha y que motivó, durante casi un día completo, el corte de la calle Corrientes con esa intersección. La incomodidad que se vivió esa jornada para el tránsito vehicular no se debió, paradójicamente, a la acción de grupos piqueteros.
Hermetismo y exigencias
Detalles que dan una dimensión del hermetismo con que Parker dotó a la citada filmación. Los actores argentinos eran trasladados en combis con los vidrios polarizados y desconociendo, puntualmente, los lugares donde iban a trabajar ese día. Los extras argentinos, por orden de la diva, no podían acercarse a ella y tampoco mirarla cara a cara; menos aún intentar sacarse una foto con la estrella o pedirle un autógrafo.
A todo esto, guardias periodísticas durante varios días se habían ubicado en las inmediaciones del hotel Hyatt, con el objetivo de conseguir alguna imagen de Madonna o de Antonio Banderas. La diva en una oportunidad salió a uno de los balcones y saludó a sus fans con el expresivo gesto de Evita. Mientras Menem no se cansaba de sacarse fotos con la estrella, con Antonio Banderas y con el propio realizador Parker, aparecían, sugestivamente, pintadas en los edificios donde se iban a desarrollar parte de las secuencias del filme y que daban cuenta de otra historia: “Fuera Madonna del país, son todos antipatrias. Viva Perón y Evita, carajo”. Toda una síntesis de la grieta política que habían originado, por esos años, Madonna y compañía.
